El hornero

El hornero

Por: Alberto Rivera Pizarro

En una revista de Cochabamba de 1877 editada por la Imprenta El Siglo encontré un artículo escrito por Eugenio von Boeck, un ornitólogo alemán de fines del siglo XIX que relató haber realizado un penoso trayecto por la Puna inhospitalaria del Altiplano, llegó a las comarcas de Cochabamba cubiertas de molles, ceibos, sauces y árboles frutales y encontró una pequeña ave que no tiene un hermoso plumaje ni un melódico canto, pero tiene un andar elástico y es manso porque se mueve entre los humanos con mucha confianza porque construye sus nidos en las viviendas urbanas.

De acuerdo al naturalista J. X. Tschudy en su libro sobre la fauna peruana, dijo que estas aves que llevan el modesto nombre de hornero, pertenecen a la clase de las “furnarius” ó alfareros, es decir de aquellos pájaros que trabajan sus nidos de barro.

La descripción de estas aves en su período de nidificación, enseña que “La fuerza del amor no solo enseña al pájaro macho sino también á la hembra; si á aquel le instruye en el arte musical á esta le enseña el “arte de la arquitectura”.

Tan pronto como un par de horneros buscan un lugar para construir su nido, recorren los alrededores de árbol en árbol y de casa en casa hasta encontrar unos tejados o ventanas que la hembra observa con prolijidad, se detiene para examinar la dirección de los vientos, la proximidad de agua, de los materiales de construcción y la seguridad contra sus enemigos.

Después de varios días, escogen una rama gruesa, un lugar en una casa, pero siempre en altura, para proteger sus huevos y sus hijitos de las víboras y hormigas. Cuando ya decidieron el lugar comienza desde muy temprano la búsqueda de materiales de construcción, de algún terreno regado o de barro ya preparado. En este proceso, La hembra se ocupa con preferencia de la obra arquitectónica, mientras que el marido hace el oficio de peón, acarreando los materiales. Ambos mezclan el barro con pajitas, las pisan y con sus picos dan forma a las paredes.

Lo notable es que la hembra con modulaciones de su voz, indica si el macho debe traer paja, barro o arena seca, el piso lo hacen horizontal y elevan las paredes encorvadas hasta formar una bóveda. En el lado opuesto al viento, dejan una entrada y forman las paredes como las conchas de caracol, para su protección.

Los nidos miden entre 20 y 30 cm y las paredes son bien pulcras porque la hembra aprieta con su pecho y pico como los albañiles usan sus instrumentos, el nido tarda uns 15 días en estar listo. El ornitólogo alemán nos enseña que en agosto pone la hembra 4 huevos blancos ó amarillentos, manchados de puntos más oscuros, y los empolla en el tiempo de 15 á 18 días, vuelan por los alrededores buscando insectos o gusanos para alimentar a su prole.”

Pero los peligros siempre están presentes: “Un pájaro conocido bajo el nombre vulgar de Tarachy (Cassicus bolivianus) se posesiona de vez en cuando del nido trabajado por el hornero y á razón de fuerza mayor expulsa al propietario; pero este, ofendido en lo más sagrado de sus intereses, no pudiendo defenderse por la fuerza, á lo menos sabe vengarse; pues aprovechándose de la noche, mientras su enemigo duerme dentro de la casa usurpada, acarreando materiales, el hornero y su esposa tapan la entrada del nido herméticamente, condenando á su enemigo á la muerte por hambre.”

Este relato enseña 2 cosas, que entre estas aves el comando es femenino porque ella construye y el macho es un peón, pero hay un intercambio beneficioso, él le enseña a cantar y ella a construir, que es una gran lección. La otra cosa que enseña este relato es que las aves tienen sentimientos, se acercan a los humanos con confianza, pero cuando los tarachis ocupan su propiedad sin haber trabajado para tener cobijo, los horneros matan al intruso.