Raíces del conflicto: Un Vistazo Crítico a Palestina e Israel

Raíces del conflicto: Un Vistazo Crítico a Palestina e Israel

Por: Pedro Andrés Badrán León

El conflicto entre Palestina e Israel es un tema altamente complejo y delicado; tiene raíces históricas que, las más recientes se remontan al siglo XX, cuando Israel fue establecido como un estado independiente en 1948, después de la segunda guerra mundial que dejó como saldo, además de un victorioso Estados Unidos, un pueblo judío como la víctima más visible. La creación del Estado de Israel parecía una compensación mínima para un pueblo que estuvo al borde de ser exterminado. O al menos eso se estableció como imaginario cultural de pos guerra.

Sin embargo, lo que nadie previó en ése momento, o previeron pero subestimaron la posibilidad de conflicto, fue que la fundación de un Estado de Israel, dónde los judíos demandaban debía estar el país hebreo, conllevaba la expulsión y desplazamiento de palestinos del lugar donde vivían. Sin embargo, durante mucho tiempo, la opinión pública fue favorable a Israel, al menos hasta principios de los 90´s, cuando la ANP logró una representación diplomática capaz de divulgar mejor la causa palestina en el mundo.

¿Pero a quien se le ocurre fundar un país donde ya había otro?

Y es que eso es lo complicado, técnicamente hablando nunca hubo un Estado-Nación denominado Palestina, la región adquirió ése nombre durante el imperio romano, pero antes de eso también existe registro histórico del reino de Israel y el territorio pasó bajo el dominio de múltiples imperios a lo largo de la historia, uno de los últimos fue el imperio Otomano, que administró el territorio hasta el fin de la primera guerra mundial, cuando pasó a manos del imperio británico, que administró el territorio hasta 1948.

En realidad parece ser que, desde el punto de vista de Estados Unidos como ganador de la segunda guerra mundial, resultaba estratégico tener un Estado israelí fuerte y aliado en una región donde la URSS tenía mayor influencia geopolítica.

Israel se fundó el 14 de mayo de 1948, marcando un hito en la historia moderna de la región. La declaración de independencia fue proclamada por David Ben-Gurion[1], estableciendo el Estado de Israel en una parte de Palestina. Esto llevó a un conflicto con las naciones árabes vecinas, que no reconocieron la existencia de Israel y llevaron a la Primera Guerra Árabe-israelí. Desde entonces, ha habido múltiples guerras y conflictos, así como esfuerzos de mediación para encontrar una solución duradera.

El conflicto árabe-israelí ha sido una característica constante de la historia de Oriente Medio. Ha habido múltiples guerras, incluyendo la Guerra de Suez (1956), la Guerra de los Seis Días (1967), la Guerra de Yom Kippur (1973) y la Guerra del Líbano (1982), que han involucrado a Israel y sus vecinos árabes.

A pesar de los conflictos, Israel ha firmado acuerdos de paz significativos con dos de sus vecinos, Egipto en 1979 y Jordania en 1994. Y más recientemente los acuerdos de Abraham, auspiciados por la administración Trump, lograron que Israel normalice sus relaciones con Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Sudan y Marruecos. Esto sentó particularmente mal en Palestina, pues sentían que se rompía el acuerdo de Paz Árabe de 2002, un compromiso que prohibía a todos los países árabes normalizar relaciones con Israel, al menos hasta que se declarase el Estado palestino.

La política exterior de Israel ha estado marcada por la búsqueda de alianzas estratégicas, principalmente con Estados Unidos, en términos de asistencia militar y apoyo diplomático. Además, Israel ha desarrollado relaciones con otras naciones, como India, China y naciones europeas, en áreas de cooperación económica y tecnológica. De hecho, estuvo muy cerca de firmar un tratado con Arabia Saudita, pero los atentados de Hamas el pasado 6 de octubre de 2023 tiraron por la borda la posibilidad de un acercamiento entre el pueblo árabe y el pueblo hebreo.

Por otro lado, la lucha palestina por la existencia en un escenario internacional donde los protagonistas principales son los Estados-Nación, llevó a esta nación sin Estado a reclamar el derecho de existir como un país[2]. Pero sin tener un Estado, la negociación diplomática tuvo una nula efectividad, lo que empujó al pueblo palestino a optar por la estrategia de la guerra asimétrica (terrorismo) para dar a conocer sus demandas al mundo.

Eso sumado a la posición radical, respaldada por los “aliados árabes” de no reconocer la existencia del Estado de Israel, empujó a las naciones a un estado de guerra latente y permanente. No podemos dejar de señalar que los múltiples intentos de eliminar al Estado de Israel por coaliciones árabes pro palestina han fracasado rotundamente a lo largo de la historia, consolidando al Estado Judío como una auténtica potencia militar en la región. Esto, sumado a la creciente influencia económica de Israel, ha llevado a los “aliados árabes” a firmar acuerdos con Israel, abandonando al pueblo palestino, al que antes habían empujado a defender una posición radical.

La Autoridad Nacional Palestina (ALP) se estableció en 1994 como resultado de los Acuerdos de Oslo entre Israel y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). Estos acuerdos permitieron la creación de la ANP, que se convirtió en el gobierno autónomo interino en áreas de Cisjordania y la Franja de Gaza. Parecía que se encaminaba la formalización de un Estado-Nación palestino, aunque la Autoridad Nacional Palestina tenía competencias administrativas y una burocracia propias de un Estado-Nación, no alcanzaba la soberanía territorial esencial para consolidarse como un país. La ANP fue liderada por Yasser Arafat y tenía la responsabilidad de la administración civil en esas áreas.

La ANP, a pesar de su existencia, no tiene control total sobre su territorio, ya que Israel mantiene un fuerte control militar y la construcción de asentamientos judíos en Cisjordania ha continuado. Además, la ANP perdió el control de la franja de Gaza que cayó en manos de HAMAS[3], que la ha convertido en una auténtica trinchera donde usan a la sociedad civil como escudo. Esta situación ha llevado a que un estado a medias, que tiene ciertas funciones, pero no la plena soberanía, haya ido perdiendo autoridad y representatividad ante la misma sociedad civil palestina en los últimos años. Esto ha sido un punto de fricción constante en las negociaciones de paz, ya que los palestinos buscan un Estado independiente, pero Israel sigue ejerciendo un control apabullante de todo el territorio palestino.

El “estado a medias” de la ANP y la falta de una soberanía plena han sido un obstáculo importante para entablar una mesa para dialogar el cese de hostilidades. Los palestinos argumentan que no pueden negociar en igualdad de condiciones mientras no tengan un Estado independiente y control sobre su territorio. Por otro lado, Israel está preocupado por su seguridad (Hamas le da motivos) y busca garantías antes de otorgar la plena independencia a los palestinos. Esto ha llevado a un estancamiento en las negociaciones de paz y ha obstaculizado los esfuerzos por resolver el conflicto de manera definitiva.

El conflicto israelí-palestino es un tema central y permanente en la política internacional. Israel ha estado involucrado en disputas territoriales con los palestinos en Cisjordania y la Franja de Gaza desde antes que yo tenga uso de razón. No pretendo justificar las confiscaciones y las compras bajo presión, así como las adjudicaciones de tierras abandonadas por la guerra por parte de Israel en el marco de una política de estado colonizadora, algo condenable desde cualquier punto de vista. Así como también condeno la posición radical de no reconocer la existencia del Estado de Israel por parte de grupos como HAMAS. Puesto que estas posiciones polarizadas impiden la llegada a un acuerdo que permita una convivencia pacífica de pueblos que en el fondo son primos.

En el corazón del conflicto se encuentran cuestiones territoriales, derechos nacionales y religiosos, así como la seguridad de ambas partes. Las posiciones varían considerablemente, con Israel buscando su seguridad y reconocimiento, mientras que los palestinos buscan un estado independiente y el retorno de refugiados y volver a los límites de 1948.

La comunidad internacional, incluyendo la ONU, ha estado involucrada en la búsqueda de una solución de dos estados, donde Israel y Palestina coexistan en paz y seguridad. Se ha facilitado muchísimo dinero desde la comunidad internacional para consolidar la institucionalidad de la ANP, muy aparte de los paquetes de ayuda humanitaria, de hecho, el 60% de la ayuda internacional cubre la burocracia administrativa de la ANP. Sin embargo, este objetivo aún no se ha alcanzado debido a desafíos políticos, territoriales y de seguridad.

Si bien es paradójico qué Israel termina convertido de víctima a victimario y los palestinos en una posición similar a la de los judíos antes de 1948, es preciso señalar qué más allá de los apasionamientos ambos pueblos tienen argumentos milenarios qué validan su posición y es preciso reconocer que de ambos bandos hubo errores garrafales para no poder encontrar una coexistencia pacífica entre dos pueblos. En otras palabras, es esencial el reconocimiento del otro y su igual derecho a existir en ambos bandos. Desde el sionismo religioso radical, qué representa Netanyahu y que busca devolver al estado de Israel las fronteras del reino de Israel, hasta las posiciones fundamentalistas de Hamas y la yihad islámica qué persiguen la destrucción del Estado de Israel. Mientras esas posiciones sean dominantes, las posiciones más moderadas, qué las hay de ambos bandos, quedan sumergidas en medio de dos discursos de odio que no dan espacio a un diálogo fructífero.

Por lo pronto se puede y debe identificar como fracaso la política de securitización prometida por Netanyahu, el ataque de Hamas del 6 de octubre debería representar su muerte política, que debería manifestarse en la continuación de los distintos procesos por corrupción que tiene el premier israelí.  También se debe condenar enérgicamente desde toda la comunidad internacional, el uso de la sociedad civil como escudo por parte HAMAS, quienes impidieron la migración de civiles palestinos de sitios donde se anunciaba el bombardeo; se debe ser taxativo a la hora de condenar la decisión de HAMAS de prender un infierno en Gaza simplemente para no pasar a ser intrascendentes después del acuerdo de Abraham. En éste ojo por ojo ambos bandos están quedando ciegos, cegados por el odio y la venganza.

Claro, todo esto no vendrá durante la respuesta al ataque, pero tendrá que ser una muestra clara de que Israel si está dispuesto a encontrar una solución negociada al conflicto. Sin embargo, es difícil vislumbrar en el horizonte una salida negociada con HAMAS y la yihad islámica, ya que conceptualmente resulta imposible encaminar un diálogo con una entidad cuyo principal motivo de existencia es eliminarte. Lamentablemente veo que la ofensiva israelí no se detendrá hasta eliminar completamente a HAMAS y eso, tristemente, seguirá dejando las semillas de la venganza en hijos, jóvenes y hombres que volverán el odio su motor de vida, prolongando el conflicto perennemente en el tiempo.


[1] Fue el primer Primer Ministro de Israel y declaró la independencia del país en mayo de 1948. Además, fue fundamental en la construcción de las instituciones políticas y militares de Israel en sus primeros años como país.

[2] Entendiendo país como el conjunto de Nación (pueblo), Territorio, Estado (burocracia administrativa) y reconocimiento internacional.

[3] Oficialmente reconocido como <movimiento de Resistencia Islámica, es un grupo palestino considerado como una organización terrorista por varios países. Fue fundado en 1987, durante la primera intifada. Su objetivo es destruir al estado de Israel y fundar un estado islámico palestino.


Acerca del Autor:

Pedro Badrán León

Licenciado en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, fotógrafo de afición, videasta y escritor. Ha trabajado diferentes temas de investigación que van desde el narcotráfico, pasando por los recursos comunes, seguridad alimentaria, entre otros. Así mismo, ha trabajado en el área de marketing electora en varias campañas proselitistas. Es asambleísta departamental por la Alianza Súmate para el periodo 2022-2027.