Un cambio con difíciles equilibrios: El voto de rechazo a la nueva Constitución chilena

Un cambio con difíciles equilibrios: El voto de rechazo a la nueva Constitución chilena

La comparación es un parámetro importante, y en ocasiones absolutamente necesario para evaluar los resultados de un proceso político en particular. Lo sucedido en Chile este 4 de septiembre con el voto mayoritario de rechazo a la propuesta de nueva Constitución, fue celebrado por unos como unos un triunfo, mientras que para otros fue visto como un fracaso o retroceso. Al parecer no es necesariamente ni lo uno ni lo otro, Chile ha iniciado un proceso de profundas transformaciones que difícilmente se va a revertir.
 Si se compara la propuesta de nueva Constitución con el texto vigente, se percibe un importante avance en términos de democratización social y política. No olvidemos que la actual Constitución que fue aprobada en 1980 proviene de patrones institucionales de la dictadura militar de Pinochet; por otra parte, no fue resultado de ningún tipo de pacto social y fue hecha a medida del régimen autoritario. Dicha Constitución se ha reformado en varias ocasiones pero no han  habido cambios sustanciales; por ejemplo  en 1989 se incorporó un piso mínimo de derechos fundamentales, en 2005 se añadieron disposiciones relacionadas con la libertad de expresión, y una de las más importantes reformas sucedió en 2015 cuando se sustituyó el sistema electoral binominal por el proporcional para mejorar la representatividad en el Congreso de la República.
Ahora bien, en términos de contenido  la propuesta de nuevo texto constitucional resulta muy avanzada en comparación con otras constituciones de América Latina, quizás se extralimita en el lenguaje y alcances sobre todo en relación con el andamiaje político y la estructura territorial para un país en el que existe una fuerte tradición de concentración de poder y centralismo;  sin embargo resulta un texto pionero junto a las Constituciones boliviana y ecuatoriana en relación con los derechos de los pueblos indígenas.
Pare encontrar las explicaciones al rechazo, no basta observar el Estado, al sistema político chileno y a sus actores principales, sino también volcar la mirada hacia la sociedad. En ese sentido recupero la afirmación de Juan Carlos Gómez Leyton cuando dice que Chile es una sociedad neoliberal  y conservadora, y que justamente este rasgo fundamental se expresó en el voto de rechazo.
Hacia el futuro inmediato y para evitar una nueva acumulación de malestar y conflicto, se está buscando una salida de unidad -como dice el Presidente-, aunque parece necesaria una opción que esté más y mejor conectada con la dinámica social y  política y encuentre la difícil fórmula de propiciar un cambio con certidumbre.


Acerca del Autor:

María Teresa Zegada

Socióloga con Maestría en Ciencia Política (CESU-UMSS). Doctora en Procesos Sociales y Políticos en América Latina (PROSPAL) en la Universidad de Arte y Ciencias Sociales (U-ARCIS, Chile). Docente en la Universidad Mayor de San (UMSS); en Carrera de Comunicación de la Universidad Católica Boliviana (UCB); en la Universidad Privada Boliviana y en el CIDES-UMSA. Ha escrito varios libros y artículos sobre política, democracia, movimientos sociales, partidos y conflictos. Investigadora y consultora en organismos nacionales e internacionales.