Por qué a la Alcaldía le conviene apostar por una Cochabamba “habitable”.

Por: Santiago Laserna

Dentro de la discusión sobre la economía naranja o economía creativa nos encontramos cada vez más con palabras de moda como habitabilidad y placemaking (“crear identidad de lugar”). Ello consiste básicamente en realizar esfuerzos para transformar tu ciudad y los espacios urbanos públicos en un lugar donde la gente disfrute vivir, un lugar de donde no quisieran irse, un lugar lleno de espacios bonitos y amenidades que hacen la vida de los ciudadanos más disfrutable y el lugar más habitable.

Fotografía de Carlos Salinas

Pero esta idea no se trata simplemente de hacer tu ciudad “cool”, para que se llene de gente “cool” como afirman algunos críticos de la economía creativa. ¿Cuál es el trasfondo de esta argumentación? ¿Por qué es tan importante realizar estos esfuerzos y quién debería realizarlos? ¿Realmente aporta a la productividad y el bienestar de tu ciudad? Algunos autores nos hablan de los “trabajadores creativos”: personas altamente calificadas que trabajan en los sectores de la creatividad y la innovación y que están cada vez menos atadas a un territorio en particular. Estos no son sólo empleados de empresas internacionales, como un creciente número de programadores de software, sino emprendedores en general que tienen enorme potencial de generar ideas y negocios que crean fuentes de empleo en la ciudad, atrayendo a la vez nuevos trabajadores y familias que a la vez amplían la demanda por bienes y servicios de todo tipo, fortaleciendo así el mercado y el bienestar de la región. Por otro lado, también resaltan la importancia de atraer a creativos que puedan ayudar a generar arte y cultura que haga la ciudad más atractiva para diferentes personas.

Hoy en día esta dinámica se traduce no sólo a la economía creativa; gracias a la pandemia y los confinamientos, muchas empresas del sector financiero e industrial han implementado la dinámica de trabajar desde casa para ciertos cargos, y estos trabajadores han visto la oportunidad de decidir dónde pueden vivir sin que ello dependa necesariamente de dónde se ubica su empresa.

En muchos lugares de Estados Unidos existen incentivos para que las empresas se establezcan en una determinada zona y se discute mucho sobre si las empresas van donde está el talento o si el talento va donde están las empresas. Es aquí donde los gobiernos locales se hacen la pregunta de qué hacer con sus recursos limitados, dónde enfocar sus esfuerzos: ¿en atraer a empresas o en atraer a personas? ¿Qué viene primero, la gallina o el huevo? Independientemente de esta discusión, el hecho es que a los municipios y gobiernos locales de USA les conviene que se instalen empresas en su región porque reciben directamente los impuestos que ellas pagan. En Bolivia, por la Ley de Participación Popular, los municipios reciben los impuestos sólo por las personas que habitan en su municipio, no necesariamente las que trabajan en él.

Es por lo anterior que para la alcaldía resulta sumamente importante realizar esfuerzos por hacer Cochabamba más habitable para sus ciudadanos, querer retener a los trabajadores y familias Cochabambinos y también atraer a nuevos trabajadores y familias. ¿Cómo se logra esto? Por un lado, está el continuar realizando y apoyando esfuerzos de placemaking, transformando los espacios urbanos abandonados y no utilizados y convirtiéndolos en lugares donde se puedan realizar eventos y actividades que den a los ciudadanos la sensación de que son parte de una comunidad, pero que también les permita ser productivos y vivir tranquilos y en armonía. Aquí es muy importante distinguir entre actividades que sirven para llamar la atención de la población y hacer propaganda política versus actividades que realmente mejoran el nivel de vida. Por ejemplo, eventos que impliquen cortar la circulación de las calles y que generen contaminación sonora no son necesariamente algo que mejora el bienestar de la población. Por otro lado, actividades que sí mejoran la habitabilidad de una ciudad pueden ser enfocarse la seguridad ciudadana, limpieza y mantenimiento de espacios públicos, circulación peatonal y vehicular fluida, y acceso fácil a las áreas comerciales y de trabajo. Olvidémonos de tanto semáforo y rompemuelles y pensemos en soluciones diferentes. Las hay muchas y hay disciplinas académicas enteras dedicadas a ello.

Es importante también generar mayor competitividad en instituciones privadas de educación y salud, cuya calidad y eficiencia sobre las del sector público son, con algunas excepciones, evidentemente superiores. Y la única manera de incentivar a que sus precios sean más accesibles para todas las familias es permitiéndoles emprender y competir, ofreciendo paquetes cada vez más atractivos para las familias. Mientras mayor oferta haya de estos servicios, más opciones tendrán las familias cochabambinas.

Finalmente, no olvidemos que de nada sirve hacer una ciudad bonita si no hay nada para hacer en ella. Y por más buenas intenciones que tenga un gobierno municipal, nunca va a lograr satisfacer todas las demandas de sus ciudadanos. Y es aquí donde entra la importancia de convertir a Cochabamba en una ciudad que también abra las puertas a los emprendimientos privados que se atrevan a ofrecer experiencias innovadoras. Reforzar nuestra experiencia gastronómica, fortalecer el crecimiento de la vida nocturna, apoyar la generación de espacios de esparcimiento para toda la familia. Lamentablemente, nuestro Estado fuertemente centralizado limita mucho el accionar de un gobierno municipal frente al apoyo que puede ofrecer a estas empresas, pero hay pequeñas acciones que sí ayudan a los negocios: volver a habilitar espacios de parqueo accesibles, facilitar los trámites de licencias de funcionamiento, etc. Es momento de seguir pensando cómo una ciudad puede apoyar no sólo a los ciudadanos sino a los emprendimientos privados, que al final de cuentas, no sólo buscan ventajas para competir mejor, sino lugares para vivir mejor.


Acerca del Autor:

Santiago Laserna Fernández

Economista investigador especializado en temas como la economía creativa, tecnología e innovación, economía cashless, y habitabilidad urbana. Tiene una maestría en Artes, Negocios y Creatividad de la Escuela de Negocios de la Universidad de Newcastle en Inglaterra y fue elegido por la Embajada de Estados Unidos como Humphrey Fellow para el periodo 2017-2018, donde se especializó en Economía para el Desarrollo en Michigan State University.