TEMOR | Más de la mitad de los pobladores cochabambinos teme ser víctima de un hecho de violencia en su barrio. Cuatro de cada 10 quisiera tener un arma. Casi todos reclaman medidas de seguridad, pero sin pasar por alto los derechos individuales.
El 56 por ciento de los cochabambinos no se siente seguro en el barrio donde vive, y la mayoría pide medidas urgentes por parte del gobierno; cuatro de cada 10 quisiera tener un arma, y al 70 por ciento le parece buena idea que los vecinos se organicen para revertir esta situación, eso sí, sin pasar por alto los derechos individuales de las personas, lo que incluye (aunque en menores proporciones) un rechazo a la justicia por mano propia (linchamientos).
Al menos eso parece reflejarse de la encuesta aplicada a los cochabambinos en el sector referido a la seguridad ciudadana y los mecanismos para hacerle frente.
De acuerdo a los datos levantados, el 43 por ciento de los cochabambinos se siente “algo inseguro” en el barrio que le tocó vivir, y el 13 por ciento “muy inseguro”. Del otro lado, el 39 por ciento se siente “algo seguro”, mientras que la opción de “muy seguro” es sólo 5 por ciento.
La sensación de inseguridad de los cochabambinos no difiere mucho de la de los ciudadanos de Santa Cruz y de La Paz, con relación al barrio donde viven.
La mitad de los cochabambinos (49 por ciento) considera que la violencia en su barrio sigue igual que antes, mientras que la cuarta parte (25 por ciento), dice que es mayor.
El cochabambino también se muestra desconfiado. El 54 por ciento de la población consultada responde que sus vecinos son “algo confiables”, mientras que el 34 por ciento los considera “poco confiables”. Sólo un 6 por ciento cree que tiene vecinos muy confiables.
A pesar de ello, sólo el 16 por ciento de la población dice haber sentido necesidad de cambiar de domicilio o de barrio por temor a la delincuencia.
Restricciones
Eso sí, ante el clima de inseguridad, casi la mitad de los cochabambinos (el 47 por ciento) responde que dejó de hacer actividades por la noche; el 37 por ciento ha limitado sus lugares donde hacer compras, y el 26 por ciento ha restringido los sitios para hacer recreación.
De todos los consultados, el 10 por ciento vive en barrios que cuentan con seguridad privada, pero sólo el 5 por ciento hizo un contrato particular de este servicio. Sin embargo, el 13 por ciento sí ha realizado gastos en otras medidas de seguridad para proteger su hogar.
Armas
El 38 por ciento de los cochabambinos; es decir, casi cuatro de cada 10 quisiera contar con un arma de fuego para hacer frente a la delincuencia.
El 30 por ciento de los cochabambinos vive en barrios en los que se han colgado muñecos con carteles que advierten a los ladrones de lincharlos, y el 8 por ciento cuenta que en su barrio se instalaron cámaras de seguridad.
El 23 por ciento de las personas consultadas revela que su vecindario se ha organizado en grupos de vigilancia para hacer frente a la situación de inseguridad.
Prácticamente, el 70 por ciento de la población cochabambina da su visto bueno a la propuesta de que los vecinos se organicen para garantizar la seguridad ciudadana en sus barrios. El porcentaje se desprende si se toman en cuenta como respuestas positivas aquella que asignan a la propuesta un porcentaje superior a 5 sobre 10. Es más, el 25 por ciento de la población consultada se encuentra “definitivamente de acuerdo”, lo que revela un alto grado de predisposición en este sentido. esta tendencia, sin embargo, es menor que en otras ciudades del eje central. En santa Cruz, el 32 por ciento “aprueba firmemente” la propuesta y en La Paz, el 46 por ciento.
Derechos
La población cochabambina reclama medidas urgentes contra la inseguridad. Eso está claro. Sin embargo, cuando se le consulta si para preservar la seguridad ciudadana, el Estado debería restringir los derechos individuales, las respuestas en una escala de valores van de la mitad para abajo. Es decir, el 70 por ciento de los cochabambinos asigna notas por debajo de cinco sobre 10 a la afirmación, y de este porcentaje el 13 por ciento la rechaza contundentemente.
En la misma línea, la encuesta plantea otra posibilidad a los consultados: “para proteger a la sociedad, se justifica que a veces la Policía no respete los derechos de las personas”. Nuevamente, una contundente mayoría (80 por ciento) muestra su poca convicción con la afirmación al dar puntuaciones por debajo de 5 sobre 10. Además, de este porcentaje, el 20 por ciento “desaprueba definitivamente”.
Aunque las tendencias son similares a las de Cochabamba, existe un poco más de demanda por los derechos de las personas en los consultados de Santa Cruz, y algo menos en La Paz, pero en todos los casos se valoran estos derechos aún por encima de la seguridad ciudadana, de acuerdo a la encuesta.
Alentador
“La población censura los linchamientos, aboga por los derechos y apoya la organización vecinal, pero en los hechos las estrategias de protección están poco extendidas”.
No a los linchamientos
Pese a la gran demanda de los cochabambinos de aplicar medidas urgentes contra la inseguridad ciudadana, la mayoría de la población expresa su rechazo a medidas extremas como el linchamiento, en coherencia con la demanda de respetar los derechos individuales por encima de la preservación de la seguridad.
El 59 por ciento de las personas consultadas asigna una nota inferior a 5 sobre 10 ante la posibilidad de aplicar la justicia por mano propia (linchamientos) cuando las autoridades no castiguen a los culpables. El 14 por ciento la rechaza definitivamente.
Sin embargo, aún existe un 40 por ciento que asigna notas superiores a 5 sobre 10, suponiendo que se trata de los más convencidos de aplicar la medida extrema. En este rumbo existe un 8 por ciento que aprueba “firmemente” esta medida, lo que devela que, pese a que la mayoría de la población reprueba el linchamiento como medida de seguridad, también existe un buen porcentaje, nada despreciable, que lo aprueba.
Los porcentajes son similares a La Paz, donde el 59 por ciento da una nota inferior al 5 por ciento a este recurso, mientras que en Santa Cruz la oposición es mayor, con el 69 por ciento.
Además, en La Paz, el 16 por ciento reprueba “definitivamente” la justicia por mano propia, mientras que en Santa Cruz, el mismo grupo alcanza a 19 por ciento. En la sede de Gobierno, el 9 por ciento lo aprueba “definitivamente”, mientras que el mismo grupo radical en oriente apenas llega al 3 por ciento.
Análisis
María Teresa Zegada, Socióloga
Las estrategias de protección están poco extendidas
Uno de los problemas más graves de Cochabamba es la inseguridad ciudadana. Este dato es refrendado en varias encuestas de opinión realizadas en las áreas urbanas en los últimos años.
La percepción de inseguridad es crítica, de acuerdo a los datos. Mientras el 44 por ciento se siente muy seguro o algo seguro, el 55,6 por ciento se siente muy inseguro o algo inseguro en el lugar donde vive. Este hecho, que parece ser una vivencia cotidiana de los cochabambinos, muestra un conjunto de reacciones de los pobladores que revelan los imaginarios respecto a la búsqueda de seguridad ciudadana.
El primer dato importante es que la población no aprueba que el Estado y menos la policía, restrinja los derechos de las personas por preservar la seguridad. Se trata de un dato alentador en un sentido, pues la población en su mayoría preserva por encima de otras consideraciones, los derechos de todos, aún de los delincuentes; pero es preocupante en otro sentido, pues puede reflejar la desconfianza en las entidades públicas para hacerse cargo responsablemente de controlar la delincuencia.
En la misma línea, aunque en menor proporción, la población cochabambina también desaprueba la justicia por mano propia (existe un 60 por ciento que desaprueba en distintas escalas ese comportamiento). Y más bien resulta alentador que un 70 por ciento apoye que los vecinos se organicen para protegerse (en una escala de uno al 10, la mayoría se pronuncia a favor de esta moción).
En relación con las estrategias privadas o particulares, se destacan dos datos relevantes. El primero que a nivel comunitario, a pesar del dato anterior de ver con buenos ojos la organización vecinal, en los hechos, la población está poco organizada para preservar la seguridad en los barrios, sólo un 33,5 por ciento señala que los vecinos están organizados, y solamente en un 22,7 por ciento hay vigilancia vecinal.
Una práctica cada vez más extendida y que se repite en casi el 30 por ciento es la presencia de un muñeco colgado en el barrio para amedrentar a los delincuentes.
Respecto a estrategias individuales o privadas, que sin duda resultan mucho más costosas, sólo alrededor del 10 por ciento de los vecinos acceden a ellas. Así, el 10,8 por ciento tiene seguridad privada y el 9 por ciento cuenta con cámaras de seguridad en su barrio.
Por último, es alarmante constatar que casi el 40 por ciento de los encuestados desearía tener un arma para protegerse de delincuentes.
En todo caso, las estrategias de protección están poco extendidas a nivel comunitario y menos aún individual, y la inseguridad sigue campeando en la preocupación de los pobladores urbanos.
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