Ramiro Moncada – Los Tiempos
Los cochabambinos se muestran, en su mayoría, tolerantes con la homosexualidad y abiertos a alguna posibilidad de aborto; discrepan con la idea de que la mujer debe quedarse en casa y se muestran muy a favor de que los violadores sean castrados. Del otro lado, sin embargo, la mayoría de los cochabambinos cree que hay casos de violación provocados por la mujer.
Así, la mitad de las personas consultadas por Foro Regional Ciudadanía, Comunidad de Estudios Sociales y Acción Pública, está de acuerdo en que “el aborto se justifica en algunos casos”, frente a un 40 por ciento que no está de acuerdo con la afirmación.
No hay diferencias apreciables entre las respuestas de hombres y mujeres, ni en cuestión de grupos etarios.
Lo que sí se observa es un ascenso gradual en las respuestas que apoyan la afirmación a medida que sube el nivel de educación, pues mientras los que sólo hicieron primaria dan su asentimiento en un 39 por ciento, los bachilleres lo hacen en 45 por ciento, los que hicieron carrera universitaria a medias en 57 por ciento y los que completaron la universidad en 64.
Esta situación confirma la interpretación de una encuesta anterior publicada en este medio de que a mayor educación e información, existe mayor apertura al aborto.
Violadores en la mira
En otro aspecto, los cochabambinos se muestran duros con los violadores, situación en la que prácticamente, el 44 por ciento pide castración como castigo y 29 por ciento está “muy de acuerdo” con la propuesta (tres cuartas partes de los encuestados en total). Del otro lado, sólo 20 por ciento está “en desacuerdo” y 6 por ciento “muy en desacuerdo”.
Aunque las diferencias entre hombres y mujeres son mínimas, el desacuerdo es mayor en ellos que en ellas (24 por ciento contra 17 por ciento). En cuanto a estudios, quienes hicieron sólo primaria apoyan la medida de la castración en 46 por ciento, mientras que, por ejemplo, el grupo que hizo universidad a medias la respalda sólo en 32 por ciento. Algo parecido ocurre con las edades, donde la demanda de la máxima sanción es mayor entre los jóvenes que entre las personas de edad avanzada.
“Mujeres culpables”
Un caso llamativo: si bien los cochabambinos piden dureza contra violadores, no parecen tener consideración con las víctimas. Seis de cada 10 (59 por ciento) creen que “algunos casos de violación son provocados por la forma de vestir o acciones de las mujeres”. El 29 por ciento está en desacuerdo; 6 por ciento, muy de acuerdo, y 4 por ciento muy en desacuerdo.
Las respuestas de condena son también de mujeres (62 por ciento ellos y 56 por ciento de ellas). En la posición del desacuerdo, hay 27 por ciento de respuestas masculinas, contra el 32 de femeninas.
Hay diferencias en cuanto a nivel educativo, pero no parecen responder a una lógica. Así, 52 por ciento de quienes hicieron primaria están de acuerdo con la hipótesis. Los de secundaria incompleta y bachilleres alcanzan al 65 por ciento, pero la cifra vuelve a bajar (a 32 por ciento) entre quienes llegaron o concluyeron la universidad.
Tampoco parece haber diferencia en cuanto a edades, pues los porcentajes de respuestas que hallan cierto grado de culpa en la mujer oscilan entre 53 y 60 por ciento.
¿Mujeres en casa?
Si bien, los encuestados sentencian “en algunos casos de violación” a la mujer, la mayoría (72 por ciento) descarta que “para el bien de la sociedad, es mejor que ella se quede en casa”. Sólo 26 por ciento cree que ésa es la solución. Incluso son más los hombres los que expresan el desacuerdo (66 por ciento de ellos contra 57 por ciento de ellas).
El desacuerdo sube gradualmente con el nivel educativo, pues mientras los que hicieron primaria descartan el rol doméstico de la mujer en 43 por ciento, el porcentaje va subiendo hasta llegar a un desacuerdo de 73 por ciento entre quienes concluyeron la universidad.
HOMOSEXUALIDAD, ¿UN DELITO?
¿La homosexualidad debería ser considerada como un delito? Ocho de cada 10 cochabambinos dan un no rotundo a la pregunta. Siete de ellos expresan un desacuerdo moderado con esta posibilidad y el octavo, un no contundente.
Así lo refleja la encuesta realizada por Foro Regional Ciudadanía, Comunidad de Estudios Sociales y Acción Pública, cuyos resultados parecen mostrar apertura hacia el derecho de cada persona a su preferencia sexual.
Sin embargo, dos de cada 10 aún creen que los gais y lesbianas deberían ser vistos como delincuentes. El rechazo a estas comunidades de identidad sexual, como en otros casos, parece tener directa relación con la educación.
En cambio, el 32 por ciento de quienes sólo tuvieron estudios básicos cree que la homosexualidad sí debería ser un delito. El porcentaje va bajando con los estudios. Quienes hicieron secundaria incompleta tildan a esta preferencia sexual como delito sólo el 27 por ciento; bachilleres, 18 por ciento; universidad incompleta, 12 por ciento y universidad completa, 9 por ciento.
No parece haber diferencias entre las respuestas de hombres y mujeres ni a nivel de grupos etarios.
Análisis
Sobre todo y ante todo, culpable
JULIETA MONTAÑO
OFICINA JURÍDICA MUJER
El Foro Regional nos presenta una encuesta realizada a 593 personas a las que inicialmente se les preguntó sobre la aplicación de la pena de castración a los violadores.
La respuesta ampliamente mayoritaria (74 por ciento) de aceptación de esta sanción extrema da cuenta de cuán arraigada se encuentra en la población la idea de justicia como venganza, “ojo por ojo, diente por diente”, reflejo de un autoritarismo a ultranza que privilegia los castigos crueles y degradantes como posibilidad de escarmiento, y que se antepone a la necesidad de reparar el daño causado a la víctima y a la comunidad a través de sanciones acompañadas de medidas socioeducativas y rehabilitadoras del delincuente.
Lo que resulta curioso es que las mismas personas encuestadas a tiempo de dar su opinión sobre la responsabilidad de las víctimas, en un porcentaje cercano al 54 por ciento culpabilizan a las agredidas por considerarles responsables de provocar al violador con su forma de vestir, por los lugares y horas que transitan, la forma cómo se comportan, etc. Es decir que en algunos casos, más o menos, “se lo tienen merecido”
Esta forma de ver la violación sexual por parte de la población, indistintamente del sexo, edad o nivel de educación, nos muestra que las mujeres que no responden al modelo patriarcal de “buena mujer” no merecen ser consideradas sujetos de derechos, sino objetos disponibles para la apropiación masculina. Idea que en el fondo lo que hace es liberar de responsabilidad a los predadores y justificar un crimen que afecta a miles de mujeres y niñas.
Cuando son los hombres los que responden de ésa manera bien podría tratarse de personas que así mismas se reconocen como potenciales violadores, incapaces de controlar sus impulsos de posesión de un ser cosificado, y cuando son las mujeres las que responsabilizan a las víctimas, es porque se ven a sí mismas como el prototipo de “buena mujer” inmune a la posibilidad de ser atacadas sexualmente, desconociendo que para los violadores no hay edad, clase, religión ni origen étnico que obstaculice sus propósitos.
En síntesis los resultados de la encuesta dan cuenta de cómo el machismo, la doble moral y el autoritarismo se hallan arraigados en la población, y lo que es peor, revela cuán interiorizada está la idea de creerse semidioses a tiempo de juzgar a otros y otras.
Queda mucho por desmontar el andamiaje patriarcal autoritario imperante.
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