Jose Rocha – Los Tiempos
Los cochabambinos son poco optimistas respecto a las oportunidades económicas que le brinda su región.
La encuesta efectuada por Ciudadanía en las cinco áreas geográficas del departamento indica que casi el 60 por ciento de la gente cree que estas oportunidades, en el lugar donde vive, son regulares; el 10 por ciento dijo que son malas; y sólo el 29 por ciento que son buenas.
Además, cinco de cada 10 personas considera que otras regiones del departamento brindan mejores oportunidades para desarrollar sus actividades económicas y mantener dignamente a su familia.
Por zonas, los más disconformes con las oportunidades que brinda su región están en el cono sur cochabambino. Allí, un 68 por ciento de los encuestados dijo que considera que estas oportunidades son regulares, frente a un 22 por ciento que dijo que son buenas y casi un 10 por ciento que las calificó como malas.
En el trópico, el 31 por ciento consideró que hay buenas perspectivas para desarrollar en su región y el 67 por ciento que el panorama es regular. En la zona andina, las oportunidades son regulares para el 59 por ciento y buenas para el 26 por ciento; en el valle alto, los más optimistas son el 34 por ciento y los de optimismo moderado un 53 por ciento.
En el eje metropolitano tampoco hay gran confianza en las oportunidades que ofrece la región. El 52 por ciento de los consultados en esa zona dijo que considera que las oportunidades en su región son regulares y un 34 por ciento indicó que son buenas; un 12 por ciento señaló que son malas.
En general, la mayoría de la gente en el área rural cree que su región le otorga pocas ventajas para lograr el desarrollo económico que busca, aunque la diferencia con la gente del área urbana no es grande.
Clases sociales
Por clases sociales, de acuerdo con un análisis efectuado por el Ceres, hay una cierta similitud en la percepción de la gente respecto a las oportunidades económicas, pero con matices.
Un 17 por ciento de las personas de clase alta dijo que las oportunidades son malas; similar opinión dijo tener un 13 por ciento de la clase media alta; un 9 por ciento de la clase media; un 12 por ciento de la clase media baja; y 11 por ciento de la clase baja.
Para un 62 por ciento de la clase alta las condiciones son regulares, al igual que para el 48 por ciento de la clase media alta. La clase media tiene la misma percepción en un 60 por ciento; un 62 por ciento de la clase media baja y un 59 por ciento de la clase baja.
Los más optimistas son las personas de la clase media alta, en un 38 por ciento, seguido por la clase baja (29 por ciento), clase media (28 por ciento), clase media baja (26 por ciento) y clase alta (21 por ciento).
Situación
El Ceres, en un análisis, destaca que en la zona metropolitana existen organizaciones de productores bien consolidadas que fomentan el desarrollo empresarial y hay varias fábricas con un alto grado de concentración laboral.
“Por tanto, hay una fuerte presencia del sector privado por el establecimiento de empresas industriales y microempresariales que se han venido constituyendo en los últimos años y que además concentran y generan nuevas fuentes de empleo. (…) De ahí que las oportunidades de vivir bien se expresen con más fuerza en esta zona de estudio a diferencia de la zona andina donde hay menor proceso de integración territorial”.
Agrega que parece ser lógico que la articulación de los sujetos económicos sea más significativa por el fortalecimiento de los productores a través de los servicios municipales, vía infraestructura, como la construcción de mercados y otros centros de recreación que muestran que todavía se mantienen las diferencias entre lo urbano y lo rural.
Para el Ceres, existe capacidad de oferta de productos con sus propias potencialidades y hay un alto potencial del mercado local por la capacidad empresarial y microempresarial de los municipios y el desarrollo de sectores estratégicos.
Destaca la dinámica alcanzada por los actores vinculados a la actividad industrial y microempresarial que facilita su interacción con el mercado.
SITUACIÓN ECONÓMICA EN LAS REGIONES
Dentro de la región metropolitana, Quillacollo y Sacaba tienen inversiones muy altas en cada uno de los sectores económicos, señala el Ceres. La mayor parte de la población ocupada se encuentra en el sector manufacturero o microempresarial que son los sectores que absorben la mayor cantidad de población ocupada y además contribuyen significativamente al PIB municipal. Por último, indica, estos municipios tiene indicadores socioeconómicos favorables, un IDH alto por encima del promedio nacional y un Producto Interno Bruto (PIB) también importante en el crecimiento económico departamental.
El Ceres agrega que, exceptuando el municipio de Cercado, se ve que todas estas características posicionan a estos municipios –Quillacollo, Sacaba e incluye a Cliza– como los de mayor desarrollo local y por tanto de mayor generación de empleo y expectativas más favorables.
En el caso de los municipios de Sipe Sipe y Vinto, tienen inversiones altas en cada uno de los sectores económicos y la mayor parte de la población ocupada se encuentra en la administración pública, el comercio y el transporte. Entretanto, el cluster formado por los municipios que están en las regiones de Tiquipaya, Colcapirhua y Villa Tunari se caracteriza por la existencia de un número significativo de organizaciones de productores e inversiones relativamente importantes en cada uno de los sectores económicos.
Las regiones andina y del valle alto, apunta el Ceres, son las que presentan mayores desigualdades en términos de oportunidades de empleo y bienestar.
ANÁLISIS
Oportunidades y desarrollo
JEAN PAUL BENAVIDES , INVESTIGADOR DEL CERES
El desarrollo local, provincial o regional se pensaba más en términos exógenos (cómo, por ejemplo, hacer participar a un territorio comparativamente atrasado del desarrollo general) más que en términos de ¿cómo lograr un desarrollo general integrado y sostenible de un territorio dado?
En la década de los años 80, el crecimiento concentrado y la difusión del crecimiento “desde arriba” eran el paradigma teórico dominante, sobre el que se basaban todas las estrategias de crecimiento.
Se interpretaba que el crecimiento era posible mediante la expansión de las grandes empresas concentradas en grandes ciudades, puesto que las innovaciones tecnológicas permitían realizar economías de escala y economías externas.
Las políticas tradicionales de desarrollo estaban basadas en un modelo de crecimiento concentrado que proponía favorecer la distribución territorial mediante la utilización de recursos externos al área objeto de la ayuda.
Es en contraposición al modelo descrito que poco a poco fue emergiendo una visión del desarrollo como estrategia territorial basada en la utilización de los recursos locales para crecer.
La reflexión sobre los casos de industrialización endógena y las críticas al funcionamiento del modelo tradicional han permitido conceptualizar una forma alternativa de entender los procesos de desarrollo a partir del potencial o de los recursos endógenos de cada territorio.
Sin embargo, no se ha logrado consolidar mayores oportunidades económicas por la falta de una mayor institucionalidad económica y social en la región, una falencia que es notoria.
Desde esta perspectiva, la reciente encuesta del Foro Regional muestra que las zonas metropolitanas del departamento de Cochabamba conservan para la gente las mejores perspectivas de desarrollo económico, de acuerdo con su percepción.
Desde esa perspectiva es importante repensar el desarrollo regional y las oportunidades económicas en una zona tan dinámica de Cochabamba.