ACTITUD | El rechazo hacia los homosexuales no distingue, en general, sexo, edad, ni zona geográfica. Casi la mitad de los encuestados dijo que no le gustaría tener como vecinos a personas que tienen relaciones con individuos del mismo sexo.
José Antonio Lara Navarro – Los Tiempos
El nivel de tolerancia de las personas encuestadas hacia homosexuales, pobres, afrobolivianos, blancos e indígenas, adoptando como referente su predisposición a aceptarlos como dirigentes o vecinos, fue lo que se quiso conocer a través de una serie de preguntas relativas al tema.
Al evaluar las respuestas obtenidas, dos datos resultan los más significativos. Que es muy bajo el nivel de tolerancia hacia los homosexuales y, en contraste, los aspectos económicos y étnicos son relativamente irrelevantes cuando de aceptar o rechazar a personas identificadas con alguno de esos grupos se trata.
Con relación a los homosexuales, con muy pocas excepciones, está en casi todos los casos alrededor del 50 por ciento el porcentaje de rechazo y son los hombres, más que las mujeres, quienes más resistencia ofrecen a aceptar a gente identificada sexualmente con personas de su mismo género.
Es también significativa la correlación entre nivel de tolerancia hacia la homosexualidad y la edad de las personas. Los datos indican que cuanto mayor es la persona, más probabilidades hay de que sea intolerante, ya se trate de aceptarlos como dirigentes o vecinos.
Así, la resistencia a este grupo de personas está alrededor de 70 por ciento entre las personas mayores de 55 años, mientras tal actitud se reduce a muy poco más del 50 por ciento entre las personas menores de 35 años.
POBRES SÍ, EXTRANJEROS NO
La pobreza económica de las personas, en cambio, no es motivo importante de resistencia en ningún segmento poblacional. Con muy ligeras variaciones, irrelevantes desde el punto de vista estadístico, más del 95 por ciento de la gente aceptaría tener entre sus dirigentes o vecinos a personas consideradas pobres.
No puede decirse lo mismo de la actitud hacia los extranjeros, pues es relativamente alto el porcentaje de gente que, independientemente del género, edad o lugar de residencia, expresa su poca disposición a aceptar como dirigente o vecina a una persona que no haya nacido en el país.
Un dato muy significativo al respecto es que el mayor nivel de intolerancia hacia los extranjeros está en el trópico, donde un 82,52 por ciento de las personas se niega a aceptar esa posibilidad, aunque la resistencia disminuye a un 52 por ciento cuando de tenerlos como vecinos se trata.
Como en el caso dela homosexualidad, resulta también notable la relación entre edad y tolerancia hacia los extranjeros. Cuanto mayor es una persona, mayor la probabilidad de que se sienta disconforme con que una persona extranjera ejerza funciones de dirigente.
TOLERANCIA RACIAL
En cuanto al origen étnico de las personas, el estudio indica que no es en ninguno de los casos un factor importante de intolerancia. El nivel de aceptación a la posibilidad de que un afroboliviano o indígena sea dirigente está por encima del 90 por ciento. Sin embargo, aunque aún en niveles altos de tolerancia, resulta significativo el hecho de que la mayor resistencia esté dirigida contra los “blancos”. Y como en otros casos, es en la zona de los valles y el trópico, y entre las personas mayores de 55 años, donde se presentan los mayores niveles de intolerancia.
Donde más resistidos son los indígenas como dirigentes o vecinos es en el área metropolitana, donde alrededor del 10 por ciento de las personas expresa su rechazo a esa posibilidad.
PERSONAS CON VIH SIDA
La actitud de las personas encuestadas hacia quienes padecen del VIH Sida, tiene en el lugar de residencia de los ciudadanos, más que en la edad o género, el principal factor diferenciador.
Así lo indican los datos, pues es muy diferente el nivel de tolerancia hacia personas que sufren ese mal en el área metropolitana y los valles que en las demás zonas donde se hizo el estudio. Mientras el nivel de tolerancia bordea el 70 por ciento en la ciudad y los valles, apenas se aproxima al 40 por ciento en las demás regiones del departamento. El rechazo a esas personas es mucho mayor en la zona andina.
Pero si hablamos de edades, el nivel más bajo de tolerancia hacia los ciudadanos que portan el VIH está entre las personas que tienen más de 55 años. Los adultos entre 26 a 35 años son los que muestran más tolerancia hacia ese grupo, según los resultados del estudio.
Mujeres tolerantes, adultos no
Los hombres, las personas mayores de 55 años y las que viven en el cono sur del departamento, son quienes mayores niveles de intolerancia hacia los homosexuales muestran, ya se trate de la posibilidad de tenerlos como dirigentes o vecinos.
En el otro extremo del espectro de la tolerancia hacia la homosexualidad, son las mujeres, las personas que viven en los valles y quienes tienen entre los 19 y 35 años quienes mejor predisposición muestran a aceptar a homosexuales como dirigentes y/o vecinos.
Llama la atención el hecho de que dentro de una tendencia general, los niveles de intolerancia hacia la homosexualidad aumenten proporcionalmente a la edad de las personas, se presenta una leve pero significativa excepción entre los más jóvenes, los comprendidos entre 19 y 25 años, que muestran mayor nivel de intolerancia que sus inmediatos antecesores en la escala etaria, muestran los resultados de la encuesta.
¿UN HOMOSEXUAL COMO DIRIGENTE? LA MAYORÍA RECHAZA ESTA POSIBILIDAD
El valle alto (50,99 por ciento), la zona metropolitana (56,46 por ciento), la zona andina (58,82 por ciento) el trópico (58,82 por ciento) y el cono sur (65,70 por ciento) en ese orden, son las zonas de Cochabamba donde se manifiesta una actitud de rechazo a la posibilidad de que los homosexuales participen como dirigentes en las organizaciones de la comunidad.
Más proclives a aceptar la posibilidad de que una persona homosexual comparta el mismo vecindario se muestran en general las personas en todas las zonas donde fue aplicada la encuesta, aunque con ligeras diferencias en el orden como en cada zona se manifiesta esa actitud.
Es en la zona metropolitana es donde menor es la resistencia (43,81 por ciento), seguida del valle alto (46,80 por ciento), el trópico (46,63 por ciento), la zona andina (59,79 por ciento) y el cono sur (60,39 por ciento). Una vez más, es en el cono sur donde se presentan las mayores muestras de intolerancia.
Una tendencia constante, para todos los grupos de edad, es que la gente muestra más facilidad para aceptar que una persona homosexual sea su vecina a que sea dirigente de una organización social.
En ambos casos, son las personas comprendidas entre los 26 y 35 años las más tolerantes, pues un 49,47 por ciento acepta homosexuales como dirigentes y 56,54 como vecinos. Algo menor es la tolerancia a la diversidad sexual se presenta entre quienes tienen entre 19 a 25 años, rango en el que se presenta una aceptación de 46,38 por ciento para dirigentes y 55,23 por ciento para vecinos.
Las personas mayores de 55 años, en cambio muestran muy poca predisposición a aceptar homosexuales como dirigentes (26,92 por ciento), una muy ligera mejor disposición a aceptarlos como vecinos (31,82 por ciento).
Hay también rechazo a que personas con VIH Sida sean dirigentes. Un 45,46 por ciento no las acepta como dirigentes y un 54,54 por ciento no tiene problemas con esa posibilidad. La menor aceptación es de la gente del cono sur, del trópico y de la zona andina.
Análisis
Rasgos conservadores y discriminación
Daniel E. Moreno Morales,Ciudadanía
Sabemos que la discriminación sigue siendo un problema en Bolivia; la ley contra el racismo y la discriminación es un esfuerzo estatal por reducir la incidencia de este fenómeno particularmente en su relación con la identidad étnica de las personas. Pero más allá de la identidad, el lenguaje o el origen étnico, la discriminación tiene otra dimensión ligada a rasgos conservadores de nuestra sociedad.
En la encuesta de Ciudadanía y el Foro Regional se le preguntó a las personas si es que aceptaban como vecinos a miembros de distintos grupos sociales. El rechazo a indígenas, negros y blancos es relativamente bajo, con cifras situadas alrededor del 10 por ciento para cada una de estas categorías. Pero los cochabambinos se muestran altamente intolerantes hacia los homosexuales, las personas con VIH Sida y los extranjeros.
Casi la mitad de los cochabambinos manifiesta rechazo a la posibilidad de tener a homosexuales como vecinos, lo que es más frecuente entre personas de mayor edad y entre quienes tienen menos recursos económicos. Un tercio rechaza tener vecinos con VIH Sida, siendo esta actitud más común entre personas con menor educación y recursos económicos y entre los hombres (las mujeres son más tolerantes). En ambos casos, las personas de la región de los valles se muestran menos tolerantes que los cochabambinos de las otras cuatro regiones consideradas en este estudio (área metropolitana, cono sur, trópico y zona andina).
Pero el dato que quizás llama más la atención es el rechazo a los extranjeros. 36 por ciento de los cochabambinos rechaza la idea de tener a un extranjero como vecino. Las personas con más educación y con mayores recursos económicos se muestran más dispuestos a aceptar a personas de otros países, y no existen diferencias entre las distintas regiones del departamento.
En términos de su relación con personas “distintas” la sociedad cochabambina muestra rasgos conservadores y provincianos. La homofobia es común, y el rechazo a las víctimas de una enfermedad como el VIH Sida sugiere una falta de educación sobre temáticas de salud pública. El rechazo a los extranjeros muestra una prevalencia sorprendentemente alta de actitudes xenófobas entre algunos sectores de la población. Estos datos evidencian otras aristas de la discriminación, y sugieren la necesidad de encarar un diálogo que resulte en políticas públicas efectivas para reducirla.