Jose Antonio Lara – Los Tiempos
Seis de cada 10 personas en Cochabamba tienen un empleo. Un 5 por ciento no trabaja y un 15 por ciento se dedica a los quehaceres del hogar, 13 por ciento es estudiante y un 3 por ciento está jubilado.
Los datos fueron recogidos por Ciudadanía, Comunidad de Estudios Sociales y Acción Pública, en una encuesta realizada en coordinación con Los Tiempos y el Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (Ceres).
La encuesta es una iniciativa de las tres entidades que han conformado un Foro Regional para analizar las problemáticas locales. El estudio es representativo de cada una de las cinco regiones del departamento.
En esta segunda entrega de los resultados de la investigación, se desarrolla la situación del empleo en el departamento de Cochabamba y el acceso y uso de Internet.
El estudio muestra que un mayor porcentaje de mujeres no tiene empleo. Según los datos, 25,1 por ciento de mujeres dijo que trabaja, frente a 37,6 por ciento de los varones.
Un 1,7 por ciento de los hombres en Cochabamba no tiene empleo, y tampoco un 3,2 por ciento de las mujeres.
De la misma forma, el número de mujeres en la categoría jubilación es mucho más baja en comparación con los hombres, lo que refleja, de acuerdo con un análisis del Ceres, una alta dependencia de los hogares en términos de la presencia del varón que tiene más posibilidades de jubilación o de tener un empleo. Jóvenes con ventajaLa encuesta indica que son las personas entre 26 y 45 años las que, en mayor porcentaje, dicen tener un trabajo.
Un 18,2 por ciento de jóvenes entre 26-35 años indicó que se dedica a trabajar, mientras que un 2,1 por ciento señaló que no tiene empleo.En el rango de 36-45 años, un 14,3 por ciento afirmó que trabaja, frente a 2 por ciento que dijo que no.
Entre los más jóvenes, de 18 a 35 años, 10,3 por ciento aseguró que cuenta con un trabajo y 1 por ciento indicó que no.
En Cochabamba, la incorporación de los y las jóvenes en el mercado laboral está en función a las estrategias de sobrevivencia de los hogares sin pensar necesariamente en que reciben una adecuada remuneración por su pronta incorporación a la actividad económica regional”, apunta el Ceres.
Aunque los jóvenes y jóvenes adultos son los que tienen la tasa más alta de empleo, también de desempleo.
Según los datos de la encuesta, casi el 5 por ciento de las personas que dijeron que no trabajan se encuentra en el rango de edad de 18-45 años. Entre los ciudadanos entre 46 y más de 66 años, el porcentaje es de menos de 1 por ciento.
Empleo urbano y rural
En el área urbana de Cochabamba es donde se encuentra el mayor porcentaje de personas que trabaja y también desempleadas.
De acuerdo con los datos de la encuesta, casi el 38 por ciento de los consultados en el área urbana cochabambina dijo que trabaja, mientras que un 3,7 por ciento indicó que no tiene empleo.
En el área rural, el 25 por ciento aseguró que tiene un trabajo, frente a 1,2 por ciento que señaló que no.
La mayoría de personas que dijo que se ocupa de los quehaceres del hogar se encuentra en el área urbana, un 10,7 por ciento y 4,7 por ciento en el campo. Un 10,8 por ciento de los encuestados en las ciudades es estudiante y un 2,6 por ciento en el área rural.
En el área urbana es donde se encuentra la mayor cantidad de jubilados, 2,9 por ciento de los encuestados, frente a 0,5 por ciento del área rural.
Por zonas geográficas, en la zona metropolitana de Cochabamba (áreas urbanas de Quillacollo, Colcapirhua, Sipe Sipe, Vinto, Tiquipaya y Sacaba), el 34,6 por ciento dijo que trabaja actualmente.
En porcentajes, sigue la gente de la zona andina, con 9,9 por ciento de encuestados que indicó que tiene un trabajo; 7 por ciento en el valle alto; 6,3 por ciento en el cono sur; y 5,1 por ciento en el trópico cochabambino.
ANÁLISIS
El empleo y las clases sociales
LUIS PABLO CUBA ROJAS, DIRECTOR PROYECTOS DE INVESTIGACIÓN CERES
Desde los años 50, la preocupación de los sectores medios en Cochabamba se enlazaba estrechamente con la articulación de las alianzas sociales que promovieran las políticas desarrollistas en la región y, al mismo tiempo, se constituían como uno de los principales grupos sociales beneficiados y transformados en su composición y orientación por los cambios que implicaban esas políticas.
Con la disminución del proceso de industrialización y los programas de ajuste estructural generados en el país durante la década de los años 80 y 90, se asiste a un importante proceso de crecimiento del empleo informal que define una nueva estratificación de clases sociales y movilidad social.
Por tanto, surge un importante proceso de exclusión social y de pobreza, así como de las nuevas formas de trabajo e inserción laboral producidas por esos ajustes estructurales (sector informal, precariedad laboral, etc.).
Los patrones de estructuración y diferenciación de los grupos y clases sociales cada vez se hace más evidente, a ello cabe agregar, además, factores vinculados directamente a la preocupación central que Cochabamba dejó de ser el uno de los ejes centrales del desarrollo nacional y que emergiera una economía ilegal basada en la producción de hoja de coca y sus derivados.
De este modo, no es de extrañar que en la actualidad se tenga un relativo conocimiento e información concreta sobre las clases medias cochabambinas, su composición ocupacional interna, sus perfiles de ingreso y educación, sus orientaciones culturales y sociopolíticas, por supuesto que con la investigación actual empezamos a comprender mejor esa situación socio económica y laboral.
El estado actual de la estratificación por clases sociales y ocupacionales en Cochabamba representa un foco importante de análisis, sobre todo a la luz de los cambios en las relaciones de trabajo y las formas de organización productiva, el desafío creciente de comprender a un amplio segmento de categorías sociales y laborales.
Las posibilidades de desarrollo mediante la transformación productiva no están siendo impulsadas para la reconversión de la economía formal como respuesta a los nuevos desafíos y las nuevas tendencias económicas a nivel mundial. En el inmediato pasado, tibiamente, se planteó la construcción de un proceso autonómico que hasta la fecha no puede consolidarse.